Por el Doctor Pascal
En la actualidad, parece que para todo existe un suplemento: pastillas para mejorar la memoria, polvos para aumentar masa muscular, cápsulas para fortalecer el sistema inmune, gomitas para dormir mejor, y un largo etcétera. La industria de los suplementos alimenticios ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas, y México no es la excepción. Pero, ¿realmente necesitamos todos estos productos para estar sanos?
Un mercado en expansión
La industria global de suplementos alimenticios está valuada en cientos de miles de millones de dólares. En México, el consumo también ha aumentado, impulsado por una mayor conciencia sobre la salud, la influencia de celebridades y figuras del fitness, y la facilidad para comprar estos productos en línea.
Proteínas en polvo, colágeno hidrolizado, vitaminas de todo tipo, quemadores de grasa y hasta suplementos “detox” se promocionan como soluciones rápidas para mejorar la salud o el rendimiento físico. Y aunque algunos tienen beneficios comprobados, no todos los productos cumplen lo que prometen.
¿Qué opinan los profesionales de
la salud?
La mayoría de los médicos y nutriólogos coinciden en que una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos, es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de una persona sana.
Sin embargo, hay casos donde los suplementos sí son útiles o incluso necesarios: mujeres embarazadas (ácido fólico), personas con anemia (hierro), adultos mayores (vitamina D o calcio), o pacientes con deficiencias diagnosticadas. Pero el problema surge cuando se consumen sin control, sin necesidad real, o como sustituto de una buena dieta.
La falta de regulación y sus
riesgos
En muchos países, incluidos algunos de América Latina, la regulación de los suplementos no es tan estricta como la de los medicamentos. Esto significa que algunos productos pueden llegar al mercado sin estudios clínicos que respalden sus beneficios, o incluso con ingredientes no declarados o peligrosos para la salud.
Además, la automedicación es común: muchas personas toman suplementos por recomendación de amigos, influencers o redes sociales, sin consultar a un profesional. Esto puede provocar interacciones con medicamentos, efectos secundarios o sobredosis de ciertas vitaminas y minerales.
¿Cómo elegir con responsabilidad?
-Si estás pensando en tomar un suplemento, ten en cuenta lo siguiente:
-Consulta primero con un médico o nutriólogo.
-Investiga la marca y verifica que tenga buena reputación.
-Desconfía de los productos que prometen resultados rápidos o milagrosos.
-Recuerda que ningún suplemento sustituye una alimentación saludable, el ejercicio y el descanso.
Reflexión final
Los suplementos alimenticios no son malos en sí mismos. Pueden ser aliados útiles en ciertas situaciones, pero no deben convertirse en la base de tu bienestar. Antes de llenar tu alacena de frascos y sobres, pregúntate: ¿lo necesito realmente?
¿Y tú? ¿Tomas suplementos? ¿Crees
que son necesarios o un gasto innecesario? ¡Te leo en los comentarios!